Cuando me pierdo por las calles me relajo, me desentiendo de todo y sólo dejo que mi imaginación se divierta. Me gusta ver a la gente en sus momentos recogidos o compartidos. Me paro a pensar en cómo serán sus vidas y me invento historias. Lo curioso es que en mi ciudad ya no me apetece jugar a esto y sólo me sale cuando estoy a miles de kilómetros. Hace unos días volvía a mi realidad...mmm no sé qué decir.
lunes, 7 de marzo de 2011
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