
El masoca siempre necesita del sádico. Se retroalimentan, nos retoalimentamos, se retroalimentan. Quiero pero no puedo, puedo pero no quiero, sé que quieres y no puedes y como puedo no quiero. La soledad en la luz, la compañia en la oscuridad. Bocanadas de un imaginario absurdo que dota de sentido una realidad. La lucha constante, la que no cesa, la que no se cansa, la que no se agota, la que ha de dejar de ser una lucha, una constante inquisitiva de la cordura del que busca y no encuentra y que sucumbirá y dejará de buscar ya que no quiere encontrar.