La verdad es que todos tendemos a ser muy parecidos en muchas cosas pero siempre hay un rasgo diferencial. No tengo muy claro si nos hace especiales o si simplemente marca una diferencia. Yo hay un rasgo que tengo que me encanta y que para mi pena penita pena no lo tiene casi nadie de los que me rodean en Madrid. En realidad nunca podemos esperar de los demás lo que nosotros haríamos.
Hoy me he matado a trabajar, he observado a mucha gente y he comprobado lo ridículo que puede ser el ser humano en determinadas ocasiones.
Será cierto eso que dicen de no esperar nada de nadie. Lo mejor es aprender a esperar cosas de uno mismo.
Por cierto, estoy encantada de ser esa amapola roja entre tanto blanco y negro...No soy especial, no soy rara, simplemente soy yo. A quien le guste, que me disfrute, a quien no, que cambie de dirección. Las largas me las pongo yo solita para alumbrar mi camino ciego, bastante tiene cada uno con lo suyo.
Que me gocen y me disfruten aquellos de paladar fino (esto suena más chulo que un ocho pero es que estoy aprendiendo a regalarme los oídos).
(La foto se la hice a lo que pensaba era una instalación y resulta que es una campaña publicitaria de kenzo, han invadido alguna plazas con amapolas de tela).
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